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Ecoprint: una técnica cargada de energía natural

  • By: Lea A.
  • 17 nov 2017
  • 6 Min. de lectura

La imperfección es aún más bella en esos pequeños detalles que hacen única cada prenda bajo el efecto del ecoprint.

Cuando realicé esta entrevista a Paola Romero hacían unos 10 grados en Montevideo. Hoy hace 22 y la naturaleza ha devuelto el verdor a los campos. Digamos también que cuando la conocí, un buen tiempo atrás, de Paola me llamó la atención sus manos. Me dieron la imagen de alguien que ama lo que hace y trae consigo las huellas. Las manos de esta mujer me mostraron que tenía una historia para contar.

Cómo llegó al ecoprint tiene quizá algo de destino y voluntad. Lo maravilloso está en los resultados. Una técnica cautivante que nos trae de vuelta la estampación botánica. Desafiante porque rehúye de la estandarización en el diseño.

¿Qué encuentras en esta técnica que te apasiona?

Si bien el ecoprint es una técnica porque encierra un conjunto de procedimientos y recursos que se van mejorando con la práctica y el aprendizaje, encierra un encanto que hace que la palabra técnica le quede chica.

Me apasiona porque me agudiza los sentidos, desde el tacto, los aromas, los colores, fue la manera más íntima que encontré de conectarme con la naturaleza. Fue un comienzo y luego pasó a ser un ejercicio en el que cada vez más verdes se vuelven los pensamientos.

Tiene procedimientos bien marcados desde la recolección de las hojas, la impresión de las mismas, las sorpresas de los resultados. Eso hace que tenga una energía que si bien no se puede ver, sí se puede percibir.

Cuando uno vende una prenda con ecoprint está vendiendo más que eso, está dando una energía extra, desde una hoja caída por la tormenta anterior que espera trasmutar la energía marcando su huella, hasta una flor que un vecino me regala, eso es lo que siento, que hay mucha energía envuelta en esta técnica y al momento en que las personas ven un ecoprint, sin darse cuenta a veces la perciben. Ese es el encanto.

Más allá de ser una técnica, hay mucha energía en ella, eso hace que cada ecorpint sea único e irrepetible, hay tanto de artesanal que depende, desde el momento en que lo aplico, de la creatividad que le ponga, de las hojas que recoja, del agua que use, del tiempo en que empleo en cada paso… las variables son infinitas, eso es apasionante, lo hace único, mágico y muy nutritivo para el alma.

¿Podrías describir con tus palabras la esencia del ecoprint para quienes la desconocen?

La esencia del ecoprint es lo natural, no solo porque los recursos son naturales sino porque se aplica en fibras vegetales o animales. Mi sorpresa cuando me encontré con la técnica es que cuando pareciera que ya en el mundo está todo inventado, uno se pregunta ¿cómo es que existiendo tantas cosas esta técnica se desconoce?

Es sabido que se está volviendo a técnicas ancestrales, sin embargo la técnica de ecoprint en sí misma no es muy conocida, es relativamente nueva. En países de Europa o EEUU se conoce un poco más pero es una técnica relativamente novedosa e infinita.

¿Cómo se inserta el ecoprint en el contexto actual donde impera el fast fashion y la industria textil es descrita como la segunda más contaminante del Planeta?

Creo que el ecoprint es una técnica que vino para quedarse, para romper estructuras en la moda y con el Fast fashion. En lo personal no me intereso demasiado por lo que esté de moda, más bien me permito dejar que mi creatividad fluya y salga lo más natural posible. Es como cuando leo la noticia de cuál es el tono de moda para la próxima temporada. ¡Qué sé yo! En mi caso siento que no hay mejor color de temporada que el que dan las propias hojas en cada estación.

Por eso siento que el ecoprint rompe estructuras…paradigmas que vienen imponiéndose en la moda hace mucho tiempo. Cuando la vi lo primero que quise fue vestirme de ella, muchas veces he escuchado que los diseñadores no visten sus propios diseños o prendas... bueno a mí no me pasa, el ecoprint tiene esa magia que te envuelve queriendo usarla, pasa a ser un estilo de vida, un acercamiento a lo natural, eso hace que una vez que lo empiezas a practicar no tiene vuelta atrás porque todo lo que rescatas a partir de él es positivo.

Siendo que vivimos en un mundo tan material es momento que nos despojemos un poco de ese consumo. Hemos contribuido tanto a contaminar el planeta, nos hemos equivocado tanto que si tratara de encontrar en mi cabeza una manera general y rápida para remediar eso se me dificultaría pensar en algo. Sin embargo si cada uno individualmente lograra encontrarse con esta técnica ya sea aplicándola o más bien conscientemente eligiendo usarla, dejando de lado las telas y los tintes sintéticos, quién sabe, tal vez desde lo individual, desde lo personal, se pueda tener esperanza de contribuir a una mejora más global.

Es mucho lo que se contamina en la industria textil, no creo seamos muy conscientes de eso al elegir qué usar, qué vestir, pero una vez que damos con esta técnica, quién sabe si no es un comienzo, un click sin vuelta atrás, que suma para adelante. Cuando miro de una manera más global el mundo y me doy cuenta de la contribución que esta técnica podría dar al planeta es cuando siento que nadie es dueño de ella, no podemos creernos dueños ni atiborrar un conocimiento tan importante, por eso debe fluir, se debe conocer, se debe aplicar y se debe elegir usar.

Una típica jornada…

Una típica jornada de ecoprint no hay en mi vida, de típico no hay nada... jajaja.

Al principio me costó bastante instaurar en mi casa la propia técnica, ya que se aplica en varios días, son pasos a seguir en varios días lo cual en mi caso luego que la adquirí me vino como anillo al dedo.

Cuando logré sistematizar procesos no de la técnica en sí misma sino de lo que significa llevar adelante mi familia, mi casa y mi ecoprint ahí sentí que tocaba el cielo con las manos. Me siento afortunada porque todo se fue dando de una manera increíble, nos mudamos a un lugar paradisiaco como lo es Piriápolis, en sus afueras, en Bella Vista un balneario con un monte nativo, autóctono con bellos jardines y a 6 cuadras del mar, donde puedo recolectar la mayoría de mis hojas a diez cuadras a la redonda de mi casa, eso ayuda mucho ya que no todas las hojas y flores tienen el mismo comportamiento, algunas se marchitan en un plazo más corto.

El tener todo cerca me da un abanico de posibilidades más amplio para aplicar el ecopirnt, para poder experimentar con él. En mi caso como no lo aplico como un hobbie sino que tengo mi propio puesto de ventas, el ecopirnt lo desarrollo cada 10 o 15 días la mayoría de las veces, también lo he realizado una vez por semana dependiendo del stock y las ventas, pero intento producir en una semana las prendas como por ejemplo en fieltro y otra todas juntas hacerles el ecoprint ya que así me resulta más sustentable.

La semana en que realizo el ecoprint, un día me dedico a la recolección de las hojas, si puedo lo hago caminando y por lo general en la mañana ya que tanto las hojas como las flores se encuentran con la mejor energía y dan sus mejores huellas, muchas luego en la tarde ya están cerradas o más débiles por el sol… o sea que un día es de recolección otro día de impresión y otros los uso para ver los resultados y lavado de las prendas.

Al tener mi propio puesto los días sábados tuve que adquirir una conducta extra ya que es muy difícil lograr todos los sábados llenar mi propio puesto con prendas artesanales realizadas por mí, pero lo logré y lo vengo logrando… todo un aprendizaje.

A todo esto, lo realizo en mi casa con todas las comodidades pero en el medio de mi casa literalmente, eso me permite controlar todo pero también al mismo tiempo mi familia, sobre todo mis hijos, necesitaron aprender a respetar también mi espacio, todo un aprendizaje que no termina nunca pero que no me pesa en absoluto, desde el principio quise que fuera así, me puse la meta de criar yo misma a mis hijos y la mejor manera que encontré es involucrándolos en lo que me gusta hacer para poder hacerlo desde mi casa , con ellos, hasta me acompañan muchas veces a la feria siempre buscando su propia diversión, jugando y haciendo amigos, eso me hace sentir rica, afortunada, dueña de mis propios tiempos, libre.

Creo que cada vez es más necesario que nos conectemos con lo natural. No solo los adultos sino fundamentalmente los niños. Si bien no creo que interioricen aún del todo lo que significa vivir conscientes con la naturaleza, sé que estas experiencias dejarán su huella en ellos... realmente creo que tendrá y tiene sus frutos y que en la naturaleza se encuentra la libertad... ¡yo la encontré!

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