CALMO: slow & conscious
- By: Lea A.
- 4 feb 2018
- 4 Min. de lectura
La pasión de Alice Otegui por la moda sostenible la notas en cuanto ves a Calmo. Ella es el alma máter de esta marca uruguaya que define por su sentido experimental y el estado consciente que transfiere. Sus etiquetas son resueltas, te sitúan en contexto porque sabe que vos, quien compra, sos parte de la solución.
Alice se formó en Uruguay como diseñadora de moda pero fue su experiencia en Parsons, la notoria academia newyorkina, la que catapultó sus inquietudes por la sostenibilidad en el diseño y donde conoció en profundidad todo lo que implica, desde el inicio de la cadena productiva hasta el final del producto. Para cuando decidió crear Calmo tenía claro qué ritmos impondría a su propia empresa.
"Quise crear una marca donde se promoviera la producción y el consumo responsables, que aportara un mensaje para todos, especialmente acá donde todavía está muy verde el tema. Quería tener en mi empresa todo un encare ambiental y social en cuanto a la manera de trabajar con las personas, en cuanto a la huella de carbono, el tipo de materiales que uso.
"Mis cartolas dicen qué pasa con la industria de la moda, con los desperdicios, ofrecen información y desde las redes también divulgo con el fin de difundir el concepto, tratar de evitar la compra impulsiva y tener mayor conciencia a la hora de consumir".
No quiero promover la cultura del descarte
Hasta el Estudio de Calmo nos fuimos para dialogar con Alice. El ambiente que nos rodea es tan sereno como el sentido con que identifica su línea de indumentaria textil & deco. Cerca nuestro permanece parte de la colección en la que ha venido trabajando. No la siente como "la colección", de hecho más bien pasa del sentido convencional porque no cree en la clásica cuarteta de colecciones anuales.
Confiesa que no hace prendas para que el año entrante las tenga que descartar o en la temporada siguiente. Aún continúa creando diseños, combinaciones; incluso piensa que hay piezas que podría mantenerlas siempre. "No siento siquiera que es mi primera colección", me dice, "siento el proceso como en una línea de continuidad, en evolución. Todavía hay cosas que quiero seguir mejorando. Experimento mucho con los textiles y de acuerdo a los tipos de fibra que empleo creo combinaciones distintas, con detalles diferentes, además de que son ya de por sí productos únicos, estampados con ecoprint."
La lana merino, producida en el Uruguay, es la fibra estrella de Calmo. Alice la prefiere no solo por su excelente calidad, también le permite tener toda la trazabilidad de la fibra. Aunque trabaja con otros materiales naturales como la seda, el lino y detalles en cuero que combina con el fieltro artesanal.
La mayoría de sus diseños parten de moldes no tradicionales y en ellos emplea una de las técnicas que estudió en Parsons, el patronaje zerowaste o cero desperdicio.
"Si lo analizás, notas que parten de moldería muy geométrica" -enfatiza-, me gusta jugar con las asimetrías, sorprender con elementos inesperados. La arquitectura y la pintura constructivista son muy inspiradoras para mí, y de ahí tomo muchas referencias, desde lo constructivo y lo deconstructivo.
Cuando diseño, disfruto experimentar directamente con el material, plegarlo y encontrar formas. Es un proceso muy intuitivo con el material mismo. Después tengo como consigna los talles únicos, tratar de jugar con formas que sean envolventes, que te puedas poner de distintas maneras."
Actualmente para la marca trabajan una decena de artesanos uruguayos y talleres locales. El trabajo que realizan las artesanas con los tintes naturales y el ecoprint es impresionante, muestra de cuanto han depurado la técnica de estampación botánica en la que emplean por excelencia hojas de Eucalipto, en sus distintas variedades, además de la hojas del árbol del Humo, del Rosal y de la Mora, de la Casuarina o el Molle Ceniciento.
La moda sostenible tiene un valor extra y hay que saberlo comunicar
Uno de los diferenciales que destacan a Calmo es su sentido de la transparencia, el mismo que les lleva a reconocer explícitamente en sus productos quiénes estuvieron detrás de la confección de cada elemento o parte del proceso en la creación de la prenda o artículo. La propuesta de la marca se ha ido ajustando conforme la retroalimentación con su público y clientes. Al decir de Alice, ha tenido que aprender a encontrar un equilibro entre su ideal purista en torno al enfoque sostenible y el hecho de poder mantener la rentabilidad de la pequeña empresa.
A mediados del pasado año desarrolló todo un packaging o empaque muy especial para los pañuelos. "Fue una tremenda decisión", asegura.
Los pañuelos de seda pura vienen en una caja de eucalipto uruguayo, hechas por un carpintero local. Envuelto en papel de seda. Dentro incorporan hojas secas de eucalipto, que buscan conectar con el material que se usó para la caja y para estampar los pañuelos, además del aroma natural que aporta. A su vez la cajita viene dentro de una mochila pequeña de algodón. Todo reutilizable y de larga vida, diseñado para conservar y atesorar recuerdos.
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