¿La tela se puede usar para hacer un porro?
- By: Lea A.
- 14 feb 2018
- 4 Min. de lectura
Aunque parezca una pregunta inverosímil, un cliente de Cañamama no escatimó en hacerla. Y es que al cáñamo le cuesta despegarse del imaginario marihuana. Si bien hay gente que sabe y compra deslumbrado una prenda hecha de cáñamo, porque conoce el material, también está el curioso, con el que hay que intercambiar.
Existe ese eslabón imprescindible. Así lo confiesa Patricia Motta, diseñadora y creadora de Cañamama, la marca de indumentaria uruguaya que vislumbró el camino cuando aún el país se debatía si legalizaba o no el cultivo del cannabis. “Hay mucha educación de por medio cuando vendo un producto. La prenda no se vende sola si vos no contás la historia, los beneficios que tiene el textil, hablarle sobre la fibra, mostrarle detalles. Hay incluso telas que si miras de cerca podés ver algún pedacito de la caña.”
A nivel internacional el cáñamo no ha parado de escalar posiciones en el ranking de tejidos sostenibles. Méritos bien ganados para una súperfibra, nacida de una planta tan fantástica que supera el millar de aplicaciones, productos y subproductos.
Es una de las más ecológicas. Sus cultivos son capaces de regenerar los suelos, prácticamente no precisa agrotóxicos ni mucha agua; ventajas de las que carecen otras fibras como el algodón. Incluso ha sido catalogado como el tejido natural más resistente, con una alta fusión y retén de los tintes que impide la fácil decoloración de las prendas elaboradas a base de cáñamo, lo que incrementa su durabilidad. Sus ventajas para el cuidado de la piel implican protección ultravioleta del 95% y propiedades antibacterianas, además de favorecer la regulación de la temperatura corporal, lo que hace que sea un tejido muy fresco en verano y en invierno ayude a mantener el calor.
“Una vez que sabés del cáñamo y empezás a investigar, te enamorás”, es un hecho que Patricia da por seguro. Su búsqueda de equilibro entre la moda y la naturaleza la acercó a esta fibra natural y partir de ahí no hubo vuelta atrás. Cañamama nació con un sentido ecológico adherido y hoy se reconoce por prendas creadas para perdurar y las lleves contigo a vivir tus historias de vida.
Sus confecciones no siguen tendencias ni acompañan un calendario de la moda. Su diseñadora prefiere el término de prendas básicas, “cosa que vos las compres y te perduren toda una vida”.
Elijo crear una prenda que te acompañe
“Busco crear ropa perdurable y no que la guardes porque pasó de moda. Diseñé una vez una casaca, muy rara, que no se vendía durante mucho tiempo. Cuando la compraron supe a través del hashtag que la había llevado un indonesio. Él viaja por el mundo y se sacaba fotos con ella puesta.
Me hace feliz saber que alguien está con las prendas de Cañamama y le acompañan a vivir aventuras. Sé que cada una de mis prendas aguardan a su comprador, ese que sé va a conectar. Quien usa una ropa de cáñamo vive la experiencia de llevar consigo una prenda hecha con esta fibra natural”, afirma.
Cañamama lleva la esencia de Patricia, quien se encarga del diseño y el corte de toda su línea textil a la que ha incorporado mix con bambú, algodón orgánico, seda y lino. Las confecciones las realiza en un taller de jóvenes emprendedoras en Montevideo. Cree en la necesidad de revalorar el oficio y apuesta a una cadena de producción justa, un propósito que explicita en sus grifas.
A mediados de 2017 la firma resultó ganadora del programa Prodiseño, que incentiva a las pequeñas y medianas empresas uruguayas. El aporte le posibilitó trabajar de conjunto con la empresa de diseño sustentable 3 Vectores y emprender el rediseño de la identidad de la marca.
Acompasando los cambios de imagen, Cañamama ha ido fortaleciendo su propia línea de cosmética natural que ya abarca tres productos: crema humectante para manos y pies, gel de baño y jabones artesanales, creados a base de aceite de semillas de cannabis sativa, aceite de oliva, aceite esencial de lemongrass y semillas comestibles de cáñamo que actúan como exfoliante para los jabones.
Están exentos de colorantes y perfumes sintéticos como tampoco contienen THC, el componente psicoactivo del cannabis. La marca apostó por envases producidos a partir de la biomasa de la caña de azúcar, elaborados en la región con el sello I'm Green.
Actualmente sus productos se encuentran en el icónico Museo del Cannabis, inaugurado en Montevideo, y en Cannabis Protectio, local establecido en la Ciudad Vieja. En Punta de Este, Alma Boutique incorporó a su estupenda propuesta los productos Cañamama.
El Cáñamo puede ser una solución sostenible para nuestro país
Cañamama apuesta por la confección local. La fibra la importa. Si bien en el país existen a la fecha cinco empresas habilitadas para la siembra de cannabis, las que abarcan alrededor de 400 hectáreas, solo una de origen australiano ha mostrado interés directo en la obtención de la fibra.
Uruguay dio un paso que lo despegó del resto de América y buena parte del mundo. Pero a unos cuatros años de aprobar la Ley 19.172 que regula la producción, distribución y venta de cannabis, queda sabor a poco y persisten las incertidumbres.
Fuentes consultadas coinciden en la necesidad de una considerable inversión que implique tecnología y experticia para el tratamiento de la fibra hasta llegar al hilado. Incluso hay quien se aventura y ve más cercano que Uruguay pueda convertirse en productor-exportador de la materia prima, en lugar de considerar todo el ciclo del proceso, desde la obtención de la fibra hasta llegar al hilado y el textil.
Un intento exitoso por concretar el hilado local con mezcla de cáñamo y lana merino se produjo por la cooperativa textil Puerto Sauce, del Parque Industrial de Juan Lacace. Patricia Motta junto a un equipo del ministerio de Industria participó de la iniciativa que tuvo por vitrina a Expocannabis. “Se hizo incluso hasta una demostración con una maquina de hilar portátil. La idea era mostrar que Uruguay estaba preparado para recibir el cáñamo, que la textil podía potenciar el tejerlo.”
Más allá de la experiencia y el aliciente producto final: dos prendas diseñadas por Patricia con las muestras del tejido, el impulso terminó sin trascender. El cierre de la cooperativa textil decretada inicios de 2018, a causa de pérdidas económicas que venían arrastrando por años, dejó por tierra expectativas y posibilidades. Las mismas que aún podrían revivir de la mano de una inversión a largo plazo alentada por las potencialidades reales que tiene el cáñamo y su fibra textil, en compañía de un marco legal favorable.
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