Vestir la vida de luto, acaso tiene sentido?
- somosmouy
- 16 dic 2017
- 3 Min. de lectura
A través de la piel estamos expuestos a un cóctel de sustancias procedente de la industria textil y aún estamos esclareciendo los efectos de algunos de estos compuestos sobre la salud. Para el caso del poliéster, la fibra textil más usada, derivada del petróleo, te acercamos los resultados de una reciente investigación científica publicada en Europa.

El uso continuado de prendas de vestir fabricadas con poliéster puede resultar peligroso para la salud. Así de contundente es la advertencia realizada por científicos del grupo de investigación del Centro de Tecnología Ambiental Alimentaria y Toxicológica (TecnATox) de la Universitat Rovira i Virgili (URV) después de analizar la composición de casi 150 prendas distintas, de diferente origen, procedencia y marca, y encontrar que muchas de ellas contienen metales que en contacto con la piel pueden resultar tóxicos.
“El caso más significativo es el de la ropa de poliéster, sobre todo las camisetas de fútbol o de running, donde hemos hallado antimonio, una sustancia que en contacto continuado con la piel, día y noche, puede provocar irritaciones y alergias y ser absorbida por el organismo”, con riesgo de ocasionar problemas en el tracto gastrointestinal y en el aparato reproductor, explica a La Vanguardia el investigador Joaquim Rovira, miembro del TecnATox. Y recuerda que el trióxido de antimonio está clasificado como metal posiblemente cancerígeno por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC).
Según han señalado los expertos en toxicología de la URV, en algunas prendas –en especial en las camisetas deportivas– la presencia de antimonio supera los niveles legales permitidos. “El óxido de antimonio se usa como catalizador para hacer las fibras de poliéster y puede quedar impregnado en ellas y pasar a formar parte del tejido y de la ropa que te pones”, detalla Rovira.
El antimonio puede afectar a la piel, crear problemas gastrointestinales y se considera cancerígeno. Pero no es este el único metal tóxico que han hallado en la ropa que vestimos.
A lo largo de tres trabajos han estudiado casi una trentena diferentes. “En las prendas de poliamida de color negro se han observado niveles elevados de cromo procedente de los tintes, aunque no sabemos si se trata de cromo III o de cromo VI, que es el cancerígeno”, indica Rovira.
Y en prendas de color verde, azul o marrón sus trabajos han detectado niveles altos de cobre. “También hemos visto que se adicionan nanopartículas de plata a los tejidos antifúngicos y a los calcetines antiolor, y esas partículas pueden alterar la microflora de la piel y acabar provocando que otros organismos parasitarios la colonicen, ocasionando alergias e infecciones”, añade el investigador.
Y resalta que si algo deja claro este trabajo del grupo TecnATox –además de Rovira han participado los investigadores Martí Nadal, Josep Lluís Domingo y Marta Schuhmacher– es que las personas “estamos expuestas, a través de la piel, a un cóctel de aditivos procedente de la industria textil” sin que se conozcan los efectos de algunos de estos compuestos sobre la salud.
En próximas líneas de estudio este grupo de investigadores tiene previsto focalizarse en el análisis de otras sustancias químicas presentes en la ropa y que también entran en contacto con la piel, como por ejemplo los retardantes de llama y los compuestos perfluorados. El objetivo, de nuevo, será identificar qué efecto tiene sobre la microflora de la piel la exposición continuada a estos aditivos.
Fuente original: By: Maite Rius en La Vanguardia
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