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Textiles frutales a la carta, qué más trae la Cuchara

  • By: Lea A.
  • 28 ene 2018
  • 4 Min. de lectura

La visión con que Cuchara Food Design abrió su Estudio en Montevideo ha colocado a sus tres emprendedoras sobre la ruta de proyectos tan atractivos como desafiantes. Uno de ellos, sus telas comestibles, las dejó copadas con el resultado, tanto así que quieren ahondar esta línea experimental de cara al 2018.

"Nos entusiasman los resultados que vamos encontrando", asegura Agustina Vitola, una de las socias de Cuchara Food Design, Estudio uruguayo especializado en desarrollar experiencias innovadoras en relación con el comer, mejorar nuestro vínculo con los alimentos y dar soluciones a problemáticas de la actualidad.

Creamos algunos prototipos con banana, "cuya textura es alucinante", piña, arándanos, frutilla, kiwi, mango... No trabajamos con cítricos o frutas con mucha concentración de agua, porque se evapora muy rápido y la fibra que queda es muy poca. Hemos encontrado un material con mucho potencial que involucra varios principios que nos interesan, como la alimentación saludable y la reducción de desperdicios, su aprovechamiento, afirma.

La formación de Agustina en antropología de la alimentación y su tesis sobre crudiveganismo complementa el enfoque interdisciplinario del equipo de Cuchara integrado también por las diseñadoras industriales Soledad Corbo (fundadora) y Carola Antuña.

Comenzaron a investigar la idea de las telas comestibles como parte de una experiencia de catering conceptual que desarrollaron para una marca local de indumentaria zerowaste. Primero licúan las frutas y después las deshidratan. Utilizan la técnica culinaria del deshidratado empleada por el crudiveganismo hasta obtener un material flexible, amoldable, muy versátil por su textura y características morfológicas, además de duradero.

Por supuesto es totalmente comestible; una característica con la que vienen adheridos otros tipos de cuidado, como era de esperar, relacionados a la manipulación y la higiene para prevenir la contaminación del producto.

En Cuchara no se casan con la primera solución que se les ocurre, así lo enfatiza Agustina. "Tomamos en serio el proceso de investigación para dar con la solución óptima, la más innovadora y eficaz posible. Aún estamos fundamentando la propuesta, viendo qué tipo de productos podemos realizar con estos materiales y qué tipo de usos.

Para este año tenemos como proyecto seguir investigando un poco más, avanzar en los prototipos. Queremos profundizar la experimentación con las muestras. Mejorarlas con la combinación de otros elementos naturales que aporten a la textura y a las propiedades de las telas comestibles".

Agustina Vitola, Soledad Corbo y Carola Antuña (De derecha a izquierda)

Trío de Food Designers

El Food Design viene pisando fuerte como una disciplina emergente, aunque sus orígenes son tildados de milenarios y asociados a la aparición de los primeros palillos chinos y algunas de las invenciones de Da Vinci, por ejemplo.

En la actualidad, su cuerpo teórico y metodológico va consolidándose en ascenso. Engloba la innovación en productos, servicios y/o experiencias relacionadas con los alimentos. Busca generar nuevos significados cognitivos, emocionales y sensoriales, sin perder de vista los beneficios nutricionales, sociales y culturales asociados a la alimentación.

El equipo de Cuchara es partidario de este enfoque y defienden el valor innovador de tal integralidad. "En general la mayoría no está acostumbrada a verlo de esta manera", confiesa Agustina.

Por eso trabajamos las tres líneas del food design: el diseño de productos para alimentos, por ejemplo todo lo que implique transportarlo, guardarlo, prepararlo, etc. El diseño de experiencias gastronómicas, eso implica pensar en el acto del comer, como un todo: el alimento, el ambiente, la música, cómo lo vas a comer, quién lo va a servir, qué soporte va a tener ese alimento. Y el diseño de comestibles, o sea trabajando el alimento como materia prima en sí misma y como un material de diseño.

Nos interesa abordar toda su complejidad, no solo desde el punto de vista nutricional, morfológico, cultural o de diseño, sino tratar de generar conocimientos transdisciplinarios. Tenemos en cuenta los ciclos de vida de los alimentos, los ciclos productivos y el acto de la alimentación, la experiencia misma.

"El principal concepto es aportar una mejora. Identificar una necesidad o problema y buscar soluciones innovadoras ya sea para el hogar o a nivel de la industria. Sin dudas, hay mucho de militancia, el estar embanderado en estos principios: sustentabilidad, calidad, transparencia, salud, educación...", señala Agustina Vitola, quien además lidera el nodo Uruguay de la Red Latinoamericana de Food Design, fundada por el arquitecto Pedro Reissig.

Revalorizar lo nuestro

En la línea del diseño de productos comestibles comenzaron a trabajar en una chocolatería artesanal, elaborando bombones rellenos con mermeladas naturales de frutos nativos. Las mermeladas las elaboran unas productoras rurales.

Vimos que hay muy poca valorización de ingredientes nativos. Poca gente conoce lo que es la pitanga, guayabo, un arazá o butia, frutos autóctonos que no son de producción ni consumo masivos, algunos los conocen pero no los han probado.

Elaboramos el prototipo del diseño de los bombones mediante impresión 3D, y estamos viendo las mejores combinaciones y maridajes, cuál es la experiencia sensorial que va a generar desde que lo miras hasta que lo comes.

Para este año nos interesa perfilar mucho más estas propuestas de productos comestibles y servicios específicos como talleres o asesorías, así como ampliar nuestra cartera de clientes, aportándoles la seguridad de un respaldo interdisciplinario y resultados cuyas experiencias trascienden lo memorable.

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